Casi cuatro meses después vuelvo a este blog, después de mi última entrada que mostraba mi decepción con la actuación de la CUP en Cataluña, que se convirtió en muleta para que CDC gobernara de nuevo y pudiera refundarse sin problemas, en lo que fue el primer apuntalamiento exitoso del régimen ante su desmoronamiento que empezó en 2011.
Sinceramente pensaba, y así se lo contaba por escrito y de palabra a quien tenía la paciencia de escucharme que a nivel estatal iba a pasar exactamente lo mismo, es decir, que si PP y PSOE, como sucedía efectivamente, sumaban mayoría absoluta, no iban a dejar pasar la oportunidad de gobernar juntos, con algún tipo de cambalache, vendiendo de nuevo la moto, apartando a Rajjoy como se apartó Mas, pero juntos. Y, sin embargo, no ha sido así. Y eso me da muchas esperanzas para el futuro.
¿Por qué no ha sido así? Pues creo que la causa fundamental es que si el PSOE hubiera accedido a hacerlo, habría salvado esta legislatiura pero para la siguiente estaría desaparecido, y si desaparece el PSOE, desaparece el régimen porque, como mucha gente ya se ha encargado de observar antes que yo, el PSOE (y no el PP) es el gran vertebrador del régimen del 78. Bien es cierto que ha intentado una gran coalición light con C's, esa importación del Procés catalán, que no sólo ha servido para mantener a flote a CDC sino que ha exportado a toda España una nueva derecha neoliberal y guapérrima. Cataluña es hoy el gran laboratorio de las derechas: no olvidemos que la gobierna una gran coalición neoliberal y que el primer partido de la oposición también es neoliberal. Caso diría que único en Europa. El sueño húmedo de la troika, Vargas Llosa y Esperanza Aguirre juntos. En Cataluña esto fue posible porque por estos lares hay algo que chuta mucho y que en España ya no: las banderitas. Lo han intentado: la amenaza del "se rompe España" fue leit motiv en la campaña del 20D y lo explotaron y, como digo, C's surge de ahí, pero ni así ha sido suficiente para justificar una gran coalición PPSOE (ni siquiera para apuntalar una coalición PPC's). La banderita no tira para eso.
¿Y por qué digo que tengo ilusiones para el futuro? Porque tras meses leyendo, escuchando y sufriendo la bronca constante de los que ahora se erigen en representantes de aquella generación del 78, que no movió el culo del sofá cuando Tejero se plantó dando tiros en el Congreso (nota: Sampedro, por ejemplo, nunca se erigió en representante de nada y siempre nos acompañó y nos iluminó, por eso a él cada vez se le echa más de menos y a los Azúa, Marías y Muñoz Molinas, más de más. Fin de la nota), por una vez, y a dos días de la disolución de las Cámaras y convocatoria de nuevas elecciones (toquemos madera y que no pase nada, la sombra de Mas es alargada), la izquierda alternativa no ha tragado con las imposiciones de la derecha y, como dice Íñigo Errejón, desempatará el pueblo. Ahora nos tocará oir las quejas de los Marías y Azúas sobre lo caras que son las elecciones, la campaña y el engorro que es volver a votar. Un país que estuvo 40 años sin poder hacerlo y que inyectó 60.000 millones a los bancos sin rechistar, preocupado por gastarse 160 millones en mailings, papeletas y pancartas.
A mí me hace ilusión volver a votar y además me hace ilusión romper también este marco que es puro franquismo (votar es un engorro, el pluralismo es dañino, lo que mola es el pacto...). La política es, per se, confrontación y conflicto. Yo no voté para que mis representantes pactaran, voté para que ganaran. Y si no ganan y hay que pactar, quiero que defiendan mis intereses con firmeza, no que traguen con subidas del salario mínimo de 6 euros al mes, abaratamiento (aún más) del despido y mantenimiento de los desahucios tal cual están ahora. Para eso me da exactamente igual que siga el PP en el gobierno. Así que sí, yo les premio que no hayan tragado por una vez en 40 años, nunca se lo podría penalizar. Y, además, me han regalado otros dos meses de soñar con un país donde el partido más votado no sea una carterva de mafiosos impresentables. A por ellos.